Hoy día grandes cambios suceden en el
ámbito educativo, transformando la enseñanza tradicional hacia la propuesta de
nuevos ambientes de aprendizaje enriquecidos no sólo por la tecnología, sino
por las nuevas técnicas y metodologías didácticas, moviéndonos de un
aprendizaje pasivo a uno totalmente activo. Grandes retos se tienen
en educación al abrazar la tecnología en vez de sólo incorporarla en un modelo
rígido y tradicional, esto significa proponer cambios en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además,
significa pensar en diseñar muy selectas experiencias de aprendizaje en vez de
solamente un montón de actividades de aprendizaje; es también diseñar nuevas rúbricas de evaluación
en ambientes digitales e interactivos en donde se promueva el aprendizaje
significativo, siendo el estudiante capaz de utilizar todas las herramientas a
su alcance (incluyendo Internet y dispositivos móviles), en vez de seguir
ofreciendo instrumentos de evaluación que fomentan la memorización y castigan
la creatividad, incluyendo el pensamiento crítico.
Por
otra parte, las transformaciones a nivel mundial en todos los ámbitos demandan
mayor conocimiento de las personas, por lo que resulta importante que las
instituciones educativas puedan crear modelos educativos con estrategias innovadoras
que permitan que los estudiantes desarrollen habilidades, competencias y
conocimientos que los vuelva competitivos para enfrentar el mundo cambiante que
les toca vivir.
Por lo tanto, innovar en la educación debe
ser una práctica diaria no un
programa asignado por nuestras
autoridades y debe demostrar el compromiso que debemos tener todos los que nos
dedicamos a esta actividad. Para innovar
en la educación no se requiere de equipos sofisticados y grandes recursos, innovar
es una decisión que es necesaria para avanzar como personas y como sociedad.
Debemos enseñar y motivar a nuestros estudiantes a ser innovadores, pero
primero tenemos que serlo nosotros.
De igual manera, para innovar hay que
trabajar mucho, además de planificación y disciplina pero ello no sucede
espontáneamente, muchos docentes asisten a seminarios, talleres, conferencias
donde van en la búsqueda de actualizarse y desarrollar competencias en el
manejo de las nuevas tecnologías como herramientas para la enseñanza, salen de allí
con entusiasmo por lo que las nuevas metodologías puedan aportar a su ejercicio profesional.
Sin embargo, cuando regresan a aplicar
estas metodologías, se pierde todo entusiasmo al enfrentarse a la realidad de los cambios que tienen que
hacer en la manera que han enseñado desde siempre. Podrán utilizarse las nuevas
tecnologías, pero se seguirá
inmerso en la pedagogía
tradicional, sino se ha variado la postura de que el profesor tiene la respuesta
y se `pide al estudiante que la reproduzca.
Asimismo, el sistema
educativo se encuentra inmerso en una serie de cambios, entre los cuales
podemos destacar el conjunto de transformaciones propiciadas por el desarrollo
de las tecnologías de la información y de la comunicación que han revolucionado,
tanto las relaciones sociales docente-estudiante como las relaciones entre
iguales, además de generar nuevos procesos de construcción del conocimiento y
la identidad. En una sociedad donde existen grandes cantidades de información
sobre cualquier tema al alcance de todos, diversas vías para ampliarla, compartirla
y contrastarla y una constante actualización del conocimiento, el antiguo rol
del profesor como experto y guardián de un saber estable y fiable deja de tener
sentido.
Por lo tanto, el profesor pasa a ser un
guía y un facilitador de recursos y herramientas para que los estudiantes
exploren, contrasten, evalúen las informaciones disponen de forma crítica a fin
de que elaboren su propio conocimiento y dirijan su propio proceso de
aprendizaje hacia las áreas de su interés. Realmente es un tema clave el estudio del rol
del docente ante las nuevas tecnologías. Además de utilizarlas como herramienta
para hacer múltiples trabajos (buscar información, redactar apuntes...), además
de asegurar a los estudiantes una alfabetización digital, conviene que las utilicen
como potente instrumento didáctico para facilitar los procesos de
enseñanza-aprendizaje, aplicando diversas metodologías en función de los
recursos disponibles, de las características de los estudiantes, de los
objetivos que se pretenden (Marqués P, 2002)
Asimismo, las innovaciones tecnológicas en la
educación actualmente pueden apreciarse,
tanto a nivel regional como nacional como una estrategia de mejora educativa.
El uso de estos nuevos recursos tecnológicos implica nuevos planteamientos de
diversa índole: la disponibilidad de los recursos, la propuesta pedagógica, los
conocimientos de los profesores, el apoyo que ofrece la institución educativa,
entre otros. En general, las clases dadas en las escuelas están pensadas para
que los docentes dicten la lección, y los estudiantes utilicen un determinado
material impreso.
No obstante, si se adhiere a una postura
constructivista del aprendizaje y de la enseñanza, donde el conocimiento no es
único ni objetivo, es esperable que a través de la incorporación de los nuevos
recursos, los estudiantes sean
partícipes de la construcción de sus propios saberes, siendo de gran importancia
el contexto social y el del aula en el
que se desenvuelven. En este sentido, lo que interesa es favorecer la
integración de los recursos tecnológicos a las prácticas pedagógicas adecuadas,
con el objeto de lograr un aprendizaje significativo, mejorar la comprensión de
conceptos y favorecer el desarrollo de nuevas capacidades y habilidades. Por
esta razón, el centro de preocupación debería ser el análisis de los recursos
disponibles en relación con la actividad del docente en la enseñanza.
Por consiguiente, estos recursos
tecnológicos ofrecen a los docentes la posibilidad de replantearse las
actividades tradicionales de enseñanza, para ampliarlas y complementarlas con
nuevas actividades y recursos de aprendizaje. Existe una gran cantidad de
recursos digitales disponibles, tanto elaborados por empresas comerciales como
por los propios profesores. En estos momentos se pueden encontrar materiales
sobre todas las áreas curriculares, muchos de acceso gratuito, a disposición de
los docentes en los principales portales educativos.
Pero además, resulta de gran interés la
posibilidad de que los educadores realicen sus propios materiales digitales
educativos, ajustados con precisión a sus objetivos y necesidades curriculares,
mediante el uso de aplicaciones genéricas (procesadores de texto,
presentaciones, hojas de cálculo, programas de dibujo, edición de video, etc.),
herramientas tecnológicas educativas como el uso de Dropbox, Skype Drive, Mind
map, Portafolio Electrónico, entre
otros.
Por otro lado, estas innovaciones
tecnológicas permiten trabajar en entornos de trabajo colaborativos más allá de
la propia clase, contactando con estudiantes y profesores de otras instituciones y países,
potenciando así la educación intercultural. En la práctica, el profesor debe
considerar las ventajas y las limitaciones de un determinado material, en
función de su utilización didáctica. Es decir, es necesario evaluar la calidad
de estas herramientas tecnológicas educativas, tanto desde su punto de vista
técnico como pedagógico, para tomar una decisión sobre su potencial didáctico
y, en consecuencia, sobre su integración curricular.
Finalmente, el estudiante de hoy debe emprender un camino distinto al
tradicional; se requiere que sea activo en su aprender, que sea creador, un
desarrollador de proyectos, que razone y reflexione, que piense y resuelva
problemas, que investigue y evalúe, aliado al cambio, adaptable a situaciones
nuevas, actuando como un ser humano pleno, capaz de construir y reconstruir su
aprendizaje, estando consciente de sus virtudes y limitaciones.
Por consiguiente, un estudiante provisto
de este conocimiento puede tener mayores oportunidades para crecer como persona
y desarrollar sus potencialidades humanas, crecimiento personal que está
mediado por la incorporación de nuevos recursos tecnológicos al aula para apoyar
el aprender, como el computador , los multimedios, la internet entre otros.
Medios que cuando son usados con estrategias y metodologías apropiadas
facilitan y flexibilizan el pensamiento del estudiante permitiéndole que
procese inteligentemente la información y que además utilice fluidamente
símbolos e imágenes para potenciar la construcción del aprender. Asimismo, hay que capacitar a los docentes en
el uso, aplicación e integración curricular de la tecnología informatizada y su
implementación en el aula, para que se conviertan en agentes interactivos en la
construcción de conocimientos.
Aunque, lograr este manejo de la formación
y capacitación docente no es tarea fácil, pues una de las principales
dificultades a las que se enfrentan los educadores actuales es que pertenecen a
generaciones que tuvieron que soportar la incorporación de las nuevas
tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la vida
cotidiana, sin que muchos las hayan aún asimilado completamente. Mientras que,
por el contrario, los estudiantes han crecido en un mundo en el cual estas
tecnologías ocupan muchos espacios de su entorno más inmediato. Esta brecha
tecnológica, puede llegar a ser un fuerte obstáculo para la incorporación
adecuada de nuevos recursos tecnológicos, en la medida en que los docentes se
sientan en desventaja frente a sus
estudiantes, dada la facilidad con que estos últimos aprenden a utilizar
la tecnología.
REFERENCIAS
MARQUÈS, P (2000). "Funciones de los
docentes en la sociedad de la información". Revista SINERGIA, núm. 10, pp.
5-7"
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